En Progresar Fundación, estamos comprometidos con nuestra Misión, “Dignificar a las personas con discapacidad cognitiva y sus familias e impactar positivamente su entorno”, por esta razón decidimos, desde el principio de la pandemia, continuar ofreciendo el proceso pedagógico y terapéutico a nuestros estudiantes, pues somos conscientes de que precisamente en estos momentos, es cuando más nos necesitan y que los procesos propuestos para cada estudiante, deben continuar y así lograr los objetivos planteados.

Este trabajo durante la pandemia ha significado para toda la comunidad institucional (docentes, estudiantes, familias y administrativos), múltiples retos, realizar cambios significativos en muchas de nuestras actividades, tanto pedagógicas, como administrativas.

Desde lo pedagógico, hemos considerado importante, mantener nuestro modelo educativo, que ha sido exitoso y nos ha permitido consolidarnos como Institución, pues se ha caracterizado principalmente por brindar a los estudiantes la posibilidad de aprender desde la experiencia, con actividades diversas, de tipo vivencial, con el objetivo que desarrollar en ellos independencia y autonomía para su inclusión, teniendo en cuenta sus habilidades y experiencias previas.

En ese sentido, hemos descubierto que sí es posible mantener nuestra esencia, ya que los hogares, siendo espacios reales en la vida de los estudiantes, brindan todos los elementos para hacer igualmente un trabajo de tipo vivencial. Por esta razón se propuso trabajar con nuestros estudiantes de manera remota, a través de planes caseros, con el direccionamiento permanente de las docentes, la terapeuta ocupacional y sus familias. Se ha podido trasladar el proceso y cuidado que veníamos haciendo en la huerta y el galpón, hacia el cuidado de pequeñas especies en casa, como es el caso de los germinados, plantas ornamentales o de sus mascotas, además de actividades cotidianas, como autocuidado o aseo personal (baño, cepillado de dientes, vestido), cuidado y aseo de los espacios y el apoyo en la preparación de alimentos, entre otras, que les ha permitido asumir responsabilidades, ser más independientes, autónomos y solidarios.

La adaptación del modelo pedagógico a las nuevas dinámicas, ha representado grandes retos, tanto para el equipo interdisciplinario (coordinadora, docentes y terapeuta ocupacional), como para los padres.

Estos retos han sido la adaptación al trabajo virtual y el uso de herramientas tecnológicas para comunicarse y desarrollar tareas, el proceso de articulación entre ambas partes de forma eficiente; además, la vinculación de forma más directa y activa a los padres en el proceso educativo, y la transición de los chicos a la virtualidad.

Estos retos fueron asumidos de la mejor manera por el equipo, al punto que se logró establecer nuevas dinámicas de trabajo colaborativo, donde por ejemplo en el caso de la tecnología, las docentes que poseían más conocimientos se encargaron de acompañar y guiar a las que no, y a los padres de familia que lo necesitaran. De igual manera capacitaciones complementarias acorde a necesidades específicas, como fortalecimiento de canales de comunicación a nivel interno del equipo interdisciplinario.

Es así como logra esto convertirse en un escenario para explorar nuevas formas de hacer las cosas, desarrollando creatividad y nuevas habilidades. Por un lado, están los estudiantes explorando el aprendizaje en escenarios distintos a lo acostumbrado, y por otro están los padres en los hogares reconociendo a sus hijos y sus habilidades en el desarrollo de actividades diarias.